Trote al aterdecer

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miércoles, 8 de enero de 2014

James Naismith

 ... con una cesta de melocotones inventó el baloncesto.

" Sr. Stebbins, ¿ tiene un par de cajas de madera de unas 18 pulgadas cuadradas ? ". Cuando James Naismith le hizo esta petición al conserje de la escuela YMCA, en Springfield (Massachussets) no podía imaginar que estaba gestando el que llegaría a ser uno de los deportes más practicados y seguidos en todo el mundo. " No, pero tengo un par de cestas de melocotones, si le sirven... ". Efectivamente, habría de servirle, no tenía otra cosa. Naismith las clavó al balcón de madera que rodeaba el gimnasio de la escuela, cada una a un extremo de la sala, a una altura de 10 pies del suelo (3,05 metros), medida que ya nunca cambiaría. 
Luego se dirigió a su despacho y mecanografíó las 13 reglas básicas del juego que había estado ideando en las últimas semanas. Por último, colgó esos folios en un tablón del gimnasio, donde estaban a punto de llegar sus alumnos para la clase de Educación Física.
Aquel día tenía clase con los incorregibles, el aula más complicada del centro, un grupo de alumnos veteranos y resabiados difíciles de convencer.  Frank Mahan, uno de los líderes de aquella clase, fue el primero en aparecer. " ¡ Vaya ! otro juego nuevo ", exclamó con desdén al ver las reglas escritas y las cestas colgadas en los balcones. Cuando los 18 incorregibles llegaron al gimnasio, Naismith les pidió que se dividieran en dos equipos de nueve jugadores cada uno, les explicó las reglas, cogió un balón de fútbol y comenzó el partido. Los alumnos se mostraban desorientados y casi nadie estaba seguro de lo que debía hacer. Las normas dictaban que el jugador que cometiera una segunda falta sería expulsado y no podía jugar hasta que se anotara la siguiente canasta... y había tantas faltas que en ocasiones que en ocasiones la mitad estaban fuera de la pista.
"One goal", gritaba Naismith cada vez que se encestaba. Entonces, Pop Stebbins debía subirse a la escalera parta recoger la pelota dentro de aquellas cestas de melocotones. El experimento había sido un éxito.
" ¿ por qué no llamarlo Naismith ball ? - le sugirió Frank Mahan - usted es el inventor y así se le recordará siempre ", " No Frank, eso nunca ". Pues entonces, señor, si tenemos un balón y un cesto... ¿por qué no llamarlo baloncesto ?. Aunque no ha quedado constancia escrita de la fecha, se cree que aquello ocurrió el 21 de diciembre de 1891, el día en que oficialmente nació el baloncesto. El 15 de enero de 1892, The Triangle, la revista oficial del YMCA, dio su visto bueno al juego y publicó las reglas y consejos de su creador, lo que provocó que la noticia viajara por todos los centros que la institución tenía repartidos por el mundo.
El Dr. Luther Halsey Gulick Jr, titulado en medicina pero entusiasta del deporte, era el jefe de educación física de la escuela, fue el que pidió a Naismith que inventara un nuevo juego para que los alumnos pudieran ejercitarse bajo techo, debido a que el intenso frío y la nieve de Sprinfield impedía que los alumnos pudieran entrenar durante estos meses,
Pronto, este juego sería seguido con gran interés en todo Estados Unidos y en otros países gracias a la labor de difusión que llevaban a cabo los instructores de la escuela YMCA. Su práctica se extenció con una rapidez asombrosa, y fue perfeccionándose sobre la marcha, mientras se jugaba, teniendo en cuenta los comentarios y sugerencias de quienes lo practicaban. En 1894 se establece la línea de tiro libre; en 1895, el tablero; en 1897 se reglamentan los 5 jugadores por equipo... Sin duda, el baloncesto necesitaba algo más que las 13 reglas que Naismith había colgado en el tablón del gimnasio de Springfield.
En 1898, James Naismith, recibiría su título de medicina con una nota de sobresaliente pero -al igual que le ocurrió con teología- nunca llegaría a ejercer la profesión . Poer el contrario, se dedicaría durante décadas al entrenamiento cultural y deportivo, su verdadera `pasión.
En 1935, mientras Estados Unidos se recuperaba de la Gran Depresión, un septuagenario Naismith recibió desde el viejo continente una buena noticia: el baloncesto iba a ser deporte olímpico en los Juegos de Berlín. Sin embargo, la alegría no fue completa: no podía asistir debido a sus escasos recursos económicos. Al enterarse Phong Allen, el que le sucedió como entrenador en Kansas, puso en marcha una campaña para recaudar fondos para pagarle el viaje a Berlín. Bajo el nombre de "Las noches de Naismith", se recaudaba un céntimo de dólar de cada entrada de los campeonatos universitarios de aquel año. En julio de 1936, profundamente emocionado, James Naismith realizaba en la capital germana el saque de honor del primer partido olímpico de la historia del baloncesto. Aquel juego que inventara 44 años antes para que sus alumnos pudieran ejercitarse en los fríos días de invierno, era ya uno de los deportes más practicados y seguidos en todo el mundo. Con esta satisfacción moriría, de un derrame cerebral, tres años después. Su obra, sin embargo, será siempre eterna.

P.D: Los dos folios con las trece reglas originales del baloncesto que mecanografió James Naismith el 21 de diciembre de 1891 se conservan todavía, y fueron vendidas en subasta (diciembre de 2010), por 4,3 millones de dólares.

Fuente: Historias del deporte;      www.unabrevehistoria.blogspot.com.es

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